domingo, 1 de junio de 2008

EL MITICO TECHO DEL HOTEL URBAN

El hotel Urban propone este verano un menú de lujo en su terraza acristalada

Cocina 7,5/10
Carta de vinos 8/10
Ambiente 10/10

Precio medio 150

Desde su apertura, el hotel Urban se ha convertido en una referencia para los madrileños de paladar sibarita y vocación cosmopolita.
Bajo la dirección de Francisco Patón, el establecimiento estrella del grupo Derby en la capital ha roto moldes, tanto por el ambiente y la calidad de las copas del Cristal Bar, como por la cocina de sabores puros que elabora Joaquín Felipe en el restaurante Europa Decó.
En cuanto a la terraza de verano -en la azotea del hotel-, con su diseño y sus magníficas vistas del centro de Madrid, es el lugar soñado para tomar una copa.
Manjares en el cielo
Justamente en la azotea, el año pasado el hotel puso en práctica una propuesta de auténtico lujo, que ahora repite: un exclusivo comedor acristalado, de tan sólo nueve mesas -con un aforo limitado a cuatro personas por cada una-, donde se puede elegir entre dos menús: Urban (120 euros) y Cielo (190 euros).
Ambos están compuestos por manjares icónicos: jamón ibérico, ostras Napoleón de Cambados, gambas rojas de Palamós, atún rojo de almadraba, carne de buey de raza wagyu, una excepcional cuvée de champagne y café Blue Mountain.
El menú más caro se sirve con Dom Pérignon, e incluye 15 gramos de caviar Imperial iraní por comensal. En el económico, la botella es de Laurent Perrier Brut.
Materias primas de calidad
Quien acuda a este restaurante celestial no probará las recetas complejas y equilibradas que han dado fama al chef, sino materias primas de primera calidad prácticamente en su estado natural.
Tan sólo unos delicados blinis acompañan al caviar, las gambas se presentan en carpaccio, el atún en tataki y el wagyu en un tartar que pide a gritos más intensidad en el aliño. La propuesta tiene su razón de ser porque, como asegura Patón, "el Cielo no es un restaurante, es un espacio para alimentar el alma y el espíritu".
Tras un postre sencillo -frutas naturales con sorbete de champagne-, quienes han conseguido mesa en el Cielo pueden seguir alimentando el alma con una magnífica selección de cócteles clásicos y de nueva concepción -atención al capítulo Urban Premium- mientras el comedor va trasmutando lentamente en exclusivo bar de copas.
Si se tercia, la velada puede durar hasta las cuatro de la madrugada, porque en este Cielo no cuentan las prisas ni los madrugones. ¿Crisis? ¿Qué crisis?

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